En la era de lo políticamente
correcto, parece ser que todo va sobre el respeto:
respetar a quien es diferente; respetar las reglas del juego democrático;
respetar a aquellos que no piensan como nosotros; Respetar es una palabra que
se usa con más soltura de la que se maneja y, para muestra, la más violenta
actualidad.
Esta paradoja explica por qué nos
resulta más sencillo aceptar las premisas de aquellos que más se parecen a
nosotros, comparten nuestro modo de vida o votan al mismo candidato político,
pero pedir respeto desde la intolerancia carga en su sino con el peligroso
germen del totalitarismo, si no podemos escuchar al prójimo, ni este hará el
esfuerzo de atender a nuestras palabras, ni podremos avanzar como sociedad y
esto último es imprescindible entre compañeros de armas y también entre
adversarios.
Resulta evidente, pues, que el único modo de confrontar
ideas en busca de un beneficio mutuo de las partes es a través del
respeto, que todo lo soporta menos la fuerza y la imposición, y que es
justo lo que enseñamos a nuestros hijos, por ende es importante crear en los niños
un pensamiento político abierto para que ellos tengan fundamentos para su vida
social.
La “crisis
del aprendizaje“ sigue siendo que la educación a través de los siglos ha
cambiado en algunos aspectos pero sigue siendo la misma educación o
pensamientos , que a través de los años han seguido y es relevantes en la educación para millones
de niños, niñas y adolescentes, millones de jóvenes estudiantes de países de ingreso bajo y mediano
enfrentan la posibilidad de perder oportunidades y percibir sueldos más bajos
en el futuro debido a que la escuela primaria y secundaria no les brindan las
herramientas necesarias para prosperar en la vida.
De acuerdo con un nuevo informe del Banco Mundial, en el que se alerta sobre una "crisis del aprendizaje" en la educación a nivel mundial, la escolarización sin aprendizaje no es solo una oportunidad desaprovechada, sino también una gran injusticia para los niños y los jóvenes de todo el mundo, se sostiene que, sin aprendizaje, la educación no podrá ser el factor determinante para poner fin a la pobreza extrema, generar oportunidades y promover la prosperidad compartida, Incluso después de asistir a la escuela durante varios años, millones de niños no saben leer, escribir ni hacer operaciones matemáticas básicas.
La crisis del
aprendizaje está ampliando las brechas sociales en lugar de cerrarla, los
estudiantes jóvenes que ya se encuentran en una situación desventajosa debido a
la pobreza, a conflictos, a cuestiones de género o a discapacidades llegan a la
primera etapa de la adultez sin contar siquiera con las competencias más
básicas para desenvolverse en la vida. Libro .PEDAGOGÍA DE LA AUTONOMÍA. Paulo Freire
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